Como tener una relación exitosa con nuestros hijos

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En este periodo, los jóvenes buscan sobre todo su propia identidad y el lugar que necesitan para mostrar al mundo sus propias sensaciones y cualidades que les otorguen el respeto tan codiciado.
Todo comienza en el ámbito de su grupo de amigos y sigue en el hogar.

Esta transición puede ser superada fácilmente, o por el contrario, estar llena de dificultades y conflictos que incluso lleguen a afectar a los padres creando un clima depresivo familiar y empeorando la situación.



Lo mejor para estos casos es aplicar la palabra “comprensión” literalmente y tratar de no guiarse por el orgullo absurdo, para no generar mayor tensión en la relación con los hijos.
Proveer un ambiente seguro y amoroso en el hogar y crear una atmósfera de honradez, confianza y respeto mutuo es la mejor manera de ayudar a superar este momento de transición.
Es necesario, además, hacer una consideración del grado de independencia que el adolescente pueda manejar, según su grado de madurez y el comportamiento demostrado en las acciones importantes.
Por otro lado, es imprescindible mostrarse como una fuente confiable, que el joven este seguro de poder contar con usted al momento de tener que compartir algo con alguien.
Mostrarse enojado y excesivamente firme puede causar el efecto contrario y el consiguiente alejamiento.
Demostrar con hechos la forma de manejarse ante las situaciones, no intentar deliberadamente mostrarse como un ejemplo a seguir, sino como alguien que está firme en sus convicciones y que está dispuesta a aceptar cambios.
Ser cuidadoso con los objetos personales, para generar responsabilidades. La ayuda en la casa es una exigencia que puede ayudar a la maduración.
Otorgar la libertad necesaria pero enseñando que para todo existen límites de conciencia.
El proceso de transición, siempre se supera con mayor facilidad cuando los padres y los hijos han aprendido a trabajar juntos, demostrando que no sólo el trabajo en conjunto es importante sino que también, el pedir ayuda en los momentos necesarios, no es un síntoma de debilidad sino de valentía y madurez.
Para generar este clima, se debe estar dispuesto a hablar de cualquier tema que sea necesario, no importa lo íntimo o complicado que sea, pero tampoco se debe presionar al adolescente a charlarlo si es que no está dispuesto.
Lo ideal es que esto fluya naturalmente, que el joven sienta que hacerlo es bueno y que le pueda generar la ayuda que necesita.
Las comidas, el momento de mirar un partido de fútbol o algún viaje compartido, son los mejores momentos para hablar con los hijos.
Siempre es necesario dedicarle un tiempo especial a estas conversaciones y ofrecerse y estar dispuesto en cualquier momento del día o de la noche.
Esto creará una base de confianza que muy difícilmente se rompa y que ayudará a la felicidad familiar y no sólo a la superación de esta etapa de transición, sino también a la relación con su hijo para toda la vida.

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