Efecto Mariposa y la Cabala

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Las crisis, como por ejemplo la de los subprime (créditos hipotecarios de alto riesgo) en los Estados Unidos, en las que un elemento “contagia” a otros y conduce a todo el mercado al borde del colapso, son algunos de los efectos de la globalización económica.


Todos los intentos de enfrentar estos fenómenos por medio de acciones que intentan reforzar la capacidad de proyección de los modelos económicos existentes han sido condenados al fracaso.

Para poder construir sistemas económico-financieros, y otros sistemas de vida, tenemos que entender primeramente la reglamentación general según la cual funciona el sistema básico en el que vivimos: el sistema de la Naturaleza.

El Profesor Günter Blobel, Premio Nóbel en Fisiología y Medicina, afirma que el principio de reciprocidad es la clave de cada sistema en la Naturaleza.
“El mejor ejemplo de esta reciprocidad” dijo Blobel, “son las células de un cuerpo vivo. Las células se conectan una con la otra por medio de un otorgamiento recíproco, para el bien del cuerpo entero. Cada célula del cuerpo recibe lo que necesita para su supervivencia, y utiliza el total del resto de su fuerza para realizar su función en beneficio del cuerpo entero”.
En realidad, en todos los niveles de la Naturaleza, el individuo actúa en bien del colectivo al que pertenece, y de esa forma obtiene su plenitud. Este delicado equilibrio recíproco facilita la existencia, y es la base de todos los sistemas naturales.
Los sistemas artificiales que la sociedad humana ha construido para sí misma, incluso los económico-financieros, se encuentran en total oposición a la armonía que reina en la Naturaleza. En su centro se encuentra el egoísmo, que prefiere poner siempre el interés personal limitado por encima del bien general.
No obstante, mientras más buscamos individualizarnos y obtener ventaja en relación a nuestro prójimo, volvemos a descubrir que los humanos dependemos uno del otro. Aunque no estemos conscientes de ello, cada una de nuestras acciones tiene la capacidad de producir cambios de gran alcance en algún otro lugar del mundo, y viceversa.
El ego y la globalización nos encarcelan dentro de un círculo vicioso , y no nos permiten respirar. Si el “efecto mariposa” es una metáfora popular del caos matemático, entonces en la era de la globalización, el “efecto del consumidor” funciona de la misma forma.
Cada una de nuestras acciones como consumidores afecta a otros sistemas y personas, con las que por lo general, no tenemos ningún contacto.
De igual forma, el paseo de compras que realiza la señora López de Buenos Aires en el centro comercial al lado de su casa, tiene consecuencias muy significativas sobre la vida de muchas personas en el mundo.
El producto que comprará puede determinar si una u otra fábrica continuará en funcionamiento, si algunas personas serán trasladadas de sus comunidades, tal vez serán salvadas del hambre, o quizá serán explotadas aún más.
De esta manera, identificamos fácilmente cómo eventos singulares como la crisis hipotecaria de los Estados Unidos, los desastres naturales, los atentados terroristas, y la tensión militar en el Golfo Pérsico , influencian directamente el precio de las mercancías en todo el mundo, y conllevan un peligro a la estabilidad económica global.
Por lo tanto, ha llegado la hora de reconocer que somos parte integral del sistema natural, y de asumir el rol dictado por Él. Para estabilizar los distintos sistemas que hemos creado entre nosotros, debemos corregir nuestras relaciones egoístas, en las que están basados estos sistemas.
Este objetivo es alcanzable, pero requiere abordarlo desde varios ángulos. Para empezar, los líderes económicos tienen que percatarse que es necesario enfrentarse a esta enfermedad desde su raíz, en lugar de continuar abasteciéndole al mundo “remedios analgésicos”.
Además, hay que despertar la conciencia pública al hecho de que somos todos partes de un solo cuerpo compuesto de múltiples células. Cada una de las células de este sistema humano tendrá que entender que el modelo económico más beneficioso para sí misma es la felicidad de otra persona, y que sólo así podremos asegurar nuestra estabilidad.
Es importante, entonces, proporcionarle al público en general la causa de la crisis y la forma de resolverla. Esto será posible por medio del uso de varios ejemplos que muestran la manera en que funcionan los múltiples sistemas en la Naturaleza, y las interrelaciones y reciprocidad que existen entre ellos.
En ese sentido, resulta necesaria la enseñanza a personas claves, de la forma en que funciona el sistema global de la Naturaleza, para que puedan deducir de ello cuáles son los cambios que se deben efectuar en los sistemas humanos existentes, con el propósito de estabilizarlos y conducirlos a un estado de balance.
Este punto es realizable mediante la sabiduría de la Cabalá , el método que nos enseña las leyes básicas de los sistemas naturales.
Por último, la unión de fuerzas de instituciones distintas en la sociedad es necesaria para conseguir que estos conocimientos echen raíz, sean asimilados por el público, y conduzcan a la humanidad a realizar este cambio necesario hacia un puerto de refugio.
Cuando nuestro mundo empiece a cambiar de dirección hacia el requerido equilibrio con la Naturaleza, los resultados no tardarán en llegar.
Fuente: Rav Dr. Michael Laitman

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