Los 3 universos de comparación

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¡Piensa un número grande! Ahora pídele a alguien más que haga lo mismo, comparen los números, ¿qué pasó?

Seguro uno fue más grande que el otro y posiblemente por mucho. Lo mismo sucede cuando hablamos de negocios. A veces nosotros pensamos en invertir mucho en una campaña de mercadotecnia o en alguna promoción en especial, pero no obtenemos los resultados esperados.


La razón es fácil de entender si primero comprendemos que todo depende de una comparación, para decir “bueno” es que hay algo “malo”, no podríamos decir “claro” si no conociéramos lo “oscuro”, no podemos decir que un número es “grande” sino lo comparamos contra otro más “pequeño”.

Entonces, el punto es saber contra qué comparamos nuestras ideas, aunque casi nunca es contra una sola cosa, realmente siempre nos encontramos en uno de los 3 universos de comparación que existen.

Cuando nos piden pensar en un número grande, solos, estamos tomando en cuenta nuestra experiencia, lo que para nosotros significa “grande” en ese momento, si habláramos de la diferencia que existió entre el primer y segundo lugar de una carrera de 100 metros, podríamos decir entonces que “3” segundos es una diferencia grande, y así entonces, 3 es un número grande, lo mismo que 1,000 o 5 millones, solo depende del contexto.

Este es el primer universo de comparación: “nosotros”, aquel donde estamos solos con el contexto y nuestra experiencia, aquí nos preocupamos por superar nuestros logros anteriores, mejorar nuestros tiempos, hacer más cosas, ganar más dinero que antes, sin importar lo que hagan los demás.

Cuando le preguntamos a alguien más sobre un número grande, pasamos al segundo universo de comparación, “la competencia”, si nosotros pensamos en 1,000 y la persona a quien le preguntamos dice 1 millón, inmediatamente redimensionamos nuestro número, lo comparamos ahora con el universo uno de otra persona.

Así, si nuestra compañía ganó $1,000 dólares el periodo anterior y esta ocasión gana $1,300, estaré contento si me coloco en el primer universo, pero si la competencia gana $2,500 y me coloco en el segundo, entonces mi resultado no es el esperado, y eso no significa que sea malo, solo que podría ser mejor.

Ahora bien, no quisiera pasar al tercer universo antes de entender cual es la idea principal de conocer los dos anteriores, es sencillo, si mi tarea es generar una proyección de ventas, existen muchos métodos matemáticos que me permitirán saber que demanda esperar según las estadísticas, pero si mi intención es crecer, esos métodos solo me darán la pauta, y el “cuánto quiero crecer?” lo tendré que generar yo, ahí es donde entran los universos, quiero generar una proyección desde el primer universo, desde el segundo, o desde el tercero?

El tercer universo es un poco más complejo, y en muchas ocasiones el principal límite que existe para alcanzarlo somos nosotros mismos. Déjenme contarles una pequeña historia que me ayudará a explicar mejor este universo.

Una vez en un campamento, en una competencia a ojos cerrados, varios compañeros y yo teníamos que llegar con nuestro equipo que se encontraba a casi 500 metros de distancia por un claro cuyo piso era muy rocoso. El primero en llegar ganaba la competencia. Contábamos con un “bordón” para ayudarnos. Al iniciar la competencia yo supuse que todos saldrían corriendo, así que comencé a caminar con pasos largos y rápidos aunque cautelosos, casi trotando, lo más rápido posible, pero tratando de no caer. Al poco de haber comenzado, uno de los que cuidaba el trayecto gritó “no corran”, lo que me hizo pensar que todos corrían efectivamente y claro, tuve que salir corriendo para no quedar en último lugar.

Al llegar con mi equipo y quitarme la venda me llevé una gran sorpresa, el grito aquel había sido para mi, no para los demás, en vez de ir más lento fui más rápido y por supuesto que llegué mucho antes que todos los demás.

El primer universo siempre estuvo ahí, yo necesitaba antes que nada, superar mi velocidad promedio al caminar si quería ganar. El segundo universo desapareció al inicio con la venda, no podía ver a los demás, así que lo llené con mi imaginación, cuando escuché el grito pensé que era para mi competencia, no para mi.

Esto me llevó a estar en el tercer universo, algo que no hubiera hecho atándome al primer o segundo universo, simplemente no me hubiera arriesgado a romperme una pierna de no pensar que iba perdiendo. Si de alguna forma hubiera visto a mi competencia, hubiera seguido en el segundo universo y hubiera sido un final de fotografía.

El tercer universo va más allá de lo ya logrado por nosotros o por alguien más, tiene que superar el primero, nuestra experiencia, pero también tiene que superar lo hecho por los demás, hay que ser creativos, innovadores y sobre todo correr riesgos si queremos entrar en él, pero definitivamente, los resultados valen la pena.

Fuente: Ludwig Javier Salazar Turriza

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