Hipnosis, ¿qué es?

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A pesar de proceder del vocablo griego hypnos -sueño- la hipnosis no tiene nada que ver con este. Se trata, al contrario, de un estado artificialmente producido de gran concentración de la consciencia por medio de palabras.

La hipnosis es un estado pasajero que todos vivimos al menos una vez durante el día, cuando “nos perdemos” al leer un libro, ver una película o al meditar. Nuestra atención se concentra y se crea este estado entre el sueño y la vigilia. Es en este momento en el subconsciente puede trabajar libremente sin la intervención de la mente consciente, la parte analítica.


Nadie conoce el origen de la hipnosis. Los antiguos pueblos como los mayas, los aztecas, los persas y los griegos utilizaban la hipnosis como medio de curación. Los sacerdotes o los brujos provocaban un estado llamado “sueño mágico” a través de la imposición de las manos o rituales caracterizados por cantos y bailes con un ritmo monótono.

El empleo sistemático de la hipnosis comenzó con Anton Mesmer (1734-1815). Mesmer estaba convencido de que todos estábamos bajo el poder de los fluidos magnéticos. Su argumento era que si la luna ejerce un poder sobre los mares de la tierra, también podría influir en los fluidos del cuerpo humano y de hecho restablecer la salud. Para él la enfermedad era creada por una sugestión del organismo que se podía solucionar con la transmisión de ondas magnéticas.
Milton Erickson (1901-1980) es otro de los grandes personajes relacionados con la hipnosis. De hecho, contribuyó a la creación de técnicas más eficaces y fue considerado el hipnotizador más hábil del mundo.

El mito y la realidad
Como en todos los métodos terapéuticos, es importante obtener un buen nivel de confianza entre el cliente y el hipnólogo. A veces, hay que hablar de los temores de la persona acerca de la hipnosis. El obstáculo mayor a la hora de entrar en estado hipnótico es el temor.

Existen muchas creencias erróneas respecto a la hipnosis, como que bajo la hipnosis se pierde la consciencia, uno puede quedarse “atrapado” en el estado hipnótico o que bajo la hipnosis se pierde el control.

La realidad es muy diferente. Los individuos no pierden la consciencia cuando están en un trance: su concentración se localiza de una manera especial. Además, toda hipnosis es autohipnosis. Los individuos se dejan introducir en un trance porque así lo desean. Sin la colaboración del la persona no es posible inducir el trance. Por último, nadie se puede quedar sumido eternamente en un sueño hipnótico. Si por cualquier razón el hipnólogo dejara al paciente bajo hipnosis y cayera muerto, el paciente se quedará en el sueño hipnótico por unos minutos y gradualmente entraría en un sueño normal y se despertaría sin ningún problema por su cuenta.

Algunos usos comunes de la hipnosis
Dejar de Fumar

Es importante incluir sugestiones positivas en la sesión de la hipnosis. “Desde ahora en adelante estaré libre de respirar el aire…mis pulmones cogen aire y utilizan el oxígeno y esto me produce un gran placer… Si alguien me ofrece un cigarrillo o veo un paquete de tabaco me siento orgulloso de mi mismo por cuidarme para poder disfrutar mejor de mis pulmones… es un gran placer poder correr… me siento con mayor fuerza y energía para hacer el amor… y los alimentos tienen más sabor… estaré orgulloso de mi mismo…”

Adelgazar
La mayoría de las personas obesas comen cuando no tienen hambre. Comen porque están aburridas, deprimidas o enfadadas. El hipnólogo puede descubrir algunas razones que estimulan a la persona a comer demasiado y crear sugestiones apropiadas.

Algunos ejemplos de sugestiones útiles para adelgazar son: “Me siento bien…como sólo cuando tengo hambre…si estoy enfadado o aburrido se cómo expresar mis emociones… cada día disfruto más de los alimentos…me gusta mi cuerpo y como cuando tengo hambre…”

Tratamiento del dolor crónico
La hipnosis puede aliviar el dolor crónico de una persona sin los efectos secundarios de los medicamentos analgésicos.

Hay muchas maneras de utilizar la hipnosis para el dolor. Milton Erickson utilizaba metáforas durante la sesión hipnótica. En uno de sus casos más célebres, Erickson habló de como un tomate crece a partir de una semilla hasta ser la planta adulta para ofrecer su fruto. Su paciente era un anciano jardinero, afectado por un cáncer en fase terminal e inmune a los analgésicos. Erickson incluía, muy astutamente, sugestiones de tranquilidad y bienestar en su cuento del tomate. El paciente aceptaba estas sugestiones y podía disfrutar de unos días sin dolor.

¿Qué se siente durante la hipnosis?
El procedimiento inicial suele ser la concentración en un punto fijo y la relajación corporal. Una vez que la persona logra concentrarse y relajarse, entra en el primer nivel del estado hipnótico o el trance ligero.

En ese estado, la persona siente una sensación de ligereza o de pesadez en el cuerpo. La mayoría de los hipnólogos clínicos utilizan un trance ligero. A pesar de los fenómenos de este estado, la persona está perfectamente consciente: puede oír la voz del hipnólogo, oír otros ruidos sin darles importancia y a veces tener los ojos abiertos y contestar a las preguntas del hipnólogo.

Como hemos dicho anteriormente, toda hipnosis es autohipnosis. Sólo aquella persona que está dispuesta a hipnotizarse puede entrar en un trance. Betty Erickson, la mujer del célebre psiquiatra e hipnotizador americano, Dr. Milton H. Erickson, ideó este procedimiento para autoinducirse un trance hipnótico:

1) Siéntate en un sillón cómodo para decidir lo que quieres lograr o qué dificultad necesitas solucionar. Fija la vista en un objeto.

2) Di para ti 4 frases con contenido visual. Por ejemplo: “Veo la luz como brilla en la portada del libro”, “Veo la estantería a mi derecha”, “Veo mis brazos”.

3) Di para ti 4 frases con contenido auditivo. Por ejemplo: “Oigo el sonido del ventilador”, “Oigo los ruidos de la calle”, “Oigo el sonido de mi respiración”.

4) Di para ti 4 frases con contenido kinestético. Por ejemplo: “Puedo sentir mis pies en los zapatos”, “Puedo sentir el calor de mis dedos”, “ Puedo sentir el peso de mi ropa”.

5) Sin apartar la vista del objeto, te dices 3 frases visuales, 3 frases auditivas y 3 frases kinestéticas.

6) Continuas mirando fijamente al objeto, y te dices 2 frases visuales, 2 auditivas y 2 kinestéticas.

7) Por último te dices 1 frase visual, 1 auditiva y 1 kinestética.

8) Empieza a sentir qué brazo y qué mano parece más ligera.

9) Di para ti: “La mano que parece más ligera seguirá pareciendo ligera y empezará a flotar con movimientos inconscientes y automáticos, de modo que a medida que se eleve, me hundiré cómodamente en un trance”.

No importa si repites algunas frases. Sencillamente te vas diciendo tu propia experiencia: lo que ves, oyes y sientes. Si después de un rato los ojos quieren cerrarse, déjales que se cierren, y repítete las frases visuales imaginándote el ambiente.
Cuando entras en un trance, la mente subconsciente hace el trabajo de encontrar sus propios recursos, experiencias o aprendizajes, los cuales pueden servir para superar nuestra dificultad o lograr nuestro objetivo. Ten paciencia y practícalo.

Fuente: Arthur Rowshan
http://www.metodorowshan.com

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