Santa Cecilia, además de ser patrona de los músicos por error , no se sabe si existió.

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[Hoy dicen que es la festividad de SANTA CECILIA, patrona de los músicos, la mayor parte de los cuales ni conoce nada de Santa Cecilia ni, menos, sabe el por qué de su patrocinio espiritual]

Si mi información es correcta, en el año 1966, Pablo VI eliminó del calendario litúrgico 33 santos cuya existencia no estaba comprobada. Entre ellos, Santa Bárbara, San Cristóbal, San Jorge y... ¡oh sorpresa para los artistas!, también a la patrona de los músicos, Santa Cecilia. La inercia o la indiferencia son motivos suficientes para seguir celebrando su patrocinio o, cuando menos, su presencia "ahí".


I.- Lo que se dice de ella. Cecilia sufrió martirio en el año 177, en la persecución de Cómmodo, según unos; en el 230, con Alejandro Severo según otros y hay quien dice que en tiempos de Decio o Juliano.

Según la tradición, Cecilia fue condenada a morir por asfixia en el baño de su propia casa o con el fuego que servía para calentar la calefacción; finalmente le cortaron el cuello con tan mala fortuna que, después de recibir tres tajos, el tembloroso verdugo no lo debió hacer bien y tardó 3 días en morir.

La veneración por su figura y los relatos subsecuentes a su martirio parecen remontarse a las fechas de tal acontecimiento, pero no es seguro porque todo se torna fabuloso cuando se leen sus actas. La primera referencia histórica más antigua de Santa Cecilia se encuentra en el "Martyrologium Hieronymianum del siglo IV.


II. Leyenda y culto posteriores. El culto a Santa Cecilia se remonta al siglo V, y se inició justamente en la iglesia dedicada a ella, que había sido su casa y que, por voluntad propia, quedó para el culto divino, la basílica de Santa Cecilia in Trastévere (finales del siglo IV, reedificada en el IX y remodelada en el XVI).El relato de su martirio aparece en las Actas Martiriales (capítulo “Passio Sanctae Ceciliae”) escritas entre los siglos V y VI En ellas no hay referencia alguna de que Cecilia tuviera que ver algo con la música.

III. Su cuerpo. Fue el Papa Pascual I (817-824) quien, buscando las evidencias de tal leyenda y gracias a una visión, encontró “milagrosamente” los cuerpos de Cecilia y Valerio en la catacumba de Calixto. Trasladados a la citada iglesia en el siglo IX, se instituyeron oficios cantados a cargo de una congregación de monjes cercana.

En seguida el supuesto lugar de reposo de sus reliquias se fue ornando de mosaicos, frescos y miniaturas a la vez que crecían los relatos legendarios sobre su vida. Pero –y esto es lo importante— durante más de diez siglos nunca se la relacionó con la música.

IV.- Las "Vidas de Santos". En una época donde las vidas de santos eran sustento espiritual de los fieles y proliferaba la lectura de dichos libros, la vida de Santa Cecilia impactó: jovencita, virgen, casada a la fuerza; protección de ángeles; conversión de su marido con aparición de más ángeles; triple martirio...

En los monasterios se copiaron sus Actas, conservadas en papeles muy deteriorados, escribiendo en latín más corriente y vulgar expresiones que ya no se entendían, como los relacionados con los sistemas de calefacción romanos. Al copiar los originales, el copista no se refirió al horno calefactor, sino que utilizó un término genérico, órganis, con el significado amplio de herramientas o utensilios para hacer algo: “Candentibus órganis...", "Mientras el horno estaba al rojo vivo...".

Pero insistimos: en las copias medievales no había relación alguna de Cecilia con la música.

V.- El proceso para llegar a "patrona". Las razones para hacerla patrona de los músicos se deben a concomitancias sacadas todas de leyendas piadosas, --leyendas sobre leyendas-- propiciadas, principalmente, por una primera fluctuación léxica aparecida en una de las copias medievales.

No queremos pensar que algo tuviera que ver la raíz "ceci" que también la tiene el pasado del verbo cantar --cecini--. Puestos a establecer estupideces, ya alguien propuso a Santa Tecla como patrona de la Informática.

Primero, se dice en las Actas de su Vida y Martirio, que en el día de su boda, mientras sonaba música festiva, ella rezaba o cantaba salmos al Señor.

Además, en una de las antífonas que aparecen en el culto tardío, quizá entre los siglos XIII y XV, se reza: “Cantántibus órganis Caecilia Domino decantabat dicens...”.

Por sola esa antífona, la Academia de Música creada en Roma en el año 1584, nombró su patrona a Cecilia, patrocinio local que luego se extendió a todo el orbe católico.

VI.- Los errores. Proceden, como decimos, de una doble fuente: la una por suponer que era ella la que tocaba el órgano cuando sonaba la música en su boda –cantántibus órganis-- y no al revés; la otra, la más probable, por una traslación fónica de “candéntibus órganis” a “canéntibus órganis”. En ambos supuestos hay un error lingüístico craso.

La lógica del error proviene, por una parte, de la palabra "órganis", más fácil de entender ya en el renacimiento como "órgano", instrumento musical, que como "instrumentos de tortura"; por otra, del relato donde dice que "entonaba salmos al Señor el día de su boda". Cualquier copista pudo leer, por sugestión o porque el pergamino estaba más que deteriorado, "canéntibus" en vez de "candéntibus". Posteriormente se escribiría "cantántibus" (del verbo "cantare"), sinónimo de "canéntibus" (del verbo "cano, cecini, cantum").

En consecuencia, la frase quedó, mal traducida, así: "A los sones del órgano, Cecilia cantaba salmos al Señor". ¡Y aquí sí, aquí ya tenemos una referencia musical! Algunos relatos más recientes llegan a decir que tocaba el arpa y el órgano positivo, que le gustaba la música, que entonaba salmos, ¡incluso que tocaba el piano! (fabricado en el XVIII).

Sin embargo, por idénticas incongruencias, se podría desprender de los supuestos relatos originales que la virtuosa Cecilia detestaba la música a la que calificaba como "el mortal canto de sirenas que impulsa a los inocentes a poner en peligro sus vidas". En ellos también se lee: "Durante el banquete de bodas, mientras la música sonaba, ella rezaba oraciones en la soledad de su corazón, pidiendo que su cuerpo quedara inmaculado".

VII.- Errores lingüísticos y semánticos añadidos. Es más que probable que el origen del entuerto esté en la confusión anterior de palabras, pero a ese supuesto error hay que añadir otro de significado basado en la sintaxis.

Fijémonos en la antífona de las II Vísperas, origen del patronazgo. “Cantántibus órganis, Caecilia Domino decantabat dicens: Fíat cor méum immaculátum, ut non confúndar”, por necesidad del contexto, se traduce mal: “Al son de los órganos, Caecilia cantaba al Señor diciendo: Quede puro mi corazón para que no sea confundida”. “Cantántibus órganis”, como ablativo absoluto que es, no puede traducirse así. Literalmente sería “cantando los órganos”, en plural y sin el significado de "sonar". Sin lógica y sin sentido. No es lo mismo “cantare” que “sonare”, como no es lo mismo "cantata" que "sonata" que cualquier músico sabe a qué se refiere.

Quienquiera que haya leído textos latinos sabe que “cantare” no se traduce por “sonar”. Las referencias a que los instrumentos “canten” son forzadas. No tiene ese sentido. Alguna vez como metáfora... podría ser.

Tympana sonant (César),
résonat mare (Horacio),
omnia passim plorantibus sonant(Tito Livio),
silvae Aquilone sonant (Horacio),
classica [trompetas] sonant (Virgilio),
sonuerunt cardine postes [quicio de la puerta] (Virgilio);
incluso referido al sonido vocal, pero no referido a la voz: Te carmina nostra sonabunt [sonarán nuestros cantos en tu honor] (Ovidio);
hay muchísimos salmos con la traducción latina “sono/sonare, sonus”: Laudate Dominum in sono tubae (Salmo 150).

Añadase que si se trata de un órgano, nunca podría estar la frase en plural. Lo propio debiera ser “canente organo”, en caso ablativo.

Partiendo, pues, de un error que nunca se corrigió, Cecilia terminó siendo lo que nunca fue, tañedora y cantante. Y de ahí las representaciones pictóricas, los festivales, las asociaciones cecilianas... Errores que se mantienen, pero que, conocidos, harán que llegue el día en que el patrón o patrona de los músicos sea alguien que lo era, como Perotinus Magnus, Guido d’Arezzo, Josquin Despres, Orlando di Lasso, Palestrina, Monteverdi, Bach, Händel, Mozart, Beethoven, Schubert, Stravinsky o Luis de Pablo... por dar a elegir.

O quizá, puestos a ser crédulos, quede como patrón de la música --protector, arquetipo, modelo, bienhechor, valedor-- quien ya lo había sido, el primitivo cantor en credos míticos, Orfeo.

De hecho, dado que la sociedad no ve necesario patrocinio espiritual alguno, por iniciativa francesa se celebra el 21 de Junio el Día Europeo de la Música, rememorando a Juan Sebastián Bach. Es un comienzo.

Fuente: Humanismo sin Credo

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