Un nuevo tipo de televisión por láser

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Los nuevos conceptos de pantalla surgen por doquier. Sin embargo, muy pocos logran pasar de la fase de prototipo, e incluso si la pasan, normalmente no pueden competir con la musculatura de la industria de las pantallas de cristal líquido (LCD), valorada en 100 mil millones de dólares.

Sin embargo una startup de pantallas llamada Prysm cree que su tecnología, denominada como pantalla de fósforo láser (LPD), posee la combinación perfecta de calidad de imagen, eficiencia de energía y simplicidad de fabricación para poder tener la oportunidad de hacerse un hueco.


Prysm, con sede en San José, y que la semana pasada abandonó el modo de sigilo en el que se encontraba, ha empezado a recibir una gran cantidad de atención por parte de los medios debido a sus afirmaciones en cuanto a la eficiencia energética. Según Roger Hajjar, el director tecnológico de la compañía, una pantalla de LPD consume un cuarto de la energía que consume una pantalla de cristal líquido con el mismo brillo y alrededor de una décima parte de la energía de una pantalla de plasma (aunque las LPDs también brillan más que las pantallas de plasma, por lo que la comparación no es directa, según informa Hajjar).

“El proceso físico es simple,” señala Hajjar. En las otras pantallas, afirma, “la fuente de luz está encendida la mayor parte del tiempo y se requiere una cierta cantidad de energía incluso para mantener la pantalla en negro.” Con las LPDs, afirma, los láseres dejan de trabajar cuando la pantalla está en negro, lo que se traduce en un ahorro de energía.

El concepto que sustenta una LPD es relativamente sencillo. Unos haces de luz provenientes de varios láseres ultravioletas son dirigidos por un grupo de espejos movibles sobre una pantalla hecha de un material híbrido entre cristal y plástico con tiras de fósforo de color. El láser dibuja una imagen en la pantalla mediante el escaneado de cada una de las líneas desde arriba hasta abajo. La energía de la luz del láser activa el fósforo, que emite fotones y produce una imagen.

La tecnología LPD difiere de forma significativa del LCD, en el que una luz de fondo, hecha bien a partir de LEDs blancos o de luz fluorescente de cátodo frío, brilla a través de unas capas de componentes ópticos, entre las que se incluyen filtros de color y cristales líquidos, con lo que se produce una imagen. Más del 90 por ciento de la luz original se pierde en este proceso. El otro competidor, la tecnología de pantallas de plasma, consiste en unas pequeñas células de gases ionizados que emiten luz—un proceso que requiere una cantidad de energía relativamente alta. Además, las televisiones de láser convencionales, como por ejemplo la LaserVue, fabricada por Mitsubishi, utilizan láseres rojos, azules y verdes, así como un dispositivo de microespejo que combina y dirige la luz. Esto es en esencia una pantalla de retroproyección, aunque debido a su alto precio no se ha hecho muy popular.

Lo más crucial, afirma Hajjar, es que las LPDs de mayor tamaño también son eficientes e cuanto a energía si se comparan con las pantallas más grandes actuales, como por ejemplo las carteleras electrónicas. En comparación con una cartelera de LEDs, donde cada diodo es un píxel, una LPD del mismo tamaño y brillo sólo consume una décima parte de energía, puesto que se necesitan menos láseres en comparación con el número de LEDs requeridos para la cartelera.

Fuente: Technology Review

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