Vida Y Felicidad

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Es mejor enjuagar una lágrima de un pobrecillo que obtener cien sonrisas de un ministro. Proverbio chino.

Sin tratar de ser pesimistas por lo que acontece en nuestro mundo contemporáneo, no se puede negar que la atmósfera que nos rodea es deprimente, impregnada de angustia, desolación, odio, agresividad, inseguridad y por ende desequilibrio ante los hechos reales del presente, como los distintos acontecimientos que el mundo presenta desde guerras, desequilibrios económicos, pobreza, desempleo, protestas, inestabilidad, inseguridad, incertidumbre.


Vida y Felicidad parece ser un binomio en el presente casi difícil de ir aparejado, no obstante, hoy más que nunca, vale la pena recordar a Albert Schweizer o a Gorlachj, este último por ejemplo señala: Se ha creado una expresión nueva relativa a la necesidad de unas relaciones con nuestro mundo conforme a la realidad, como condición previa para un futuro feliz.

Contribuir a ello es la única posibilidad y la auténtica responsabilidad del científico, puesto que unas relaciones adecuadas a la realidad, exigen en primera línea una orientación objetiva sobre los hechos que determinarían el mundo del día del mañana.

La paz en nuestro mundo no es un mero deseo, sino un requisito indispensable para el futuro. Y no la obtendremos por la violencia que, a un mismo tiempo, hace que peligre la existencia. El hombre habrá de someterse al imperio de la razón. Nuestro saber y capacidad lo debemos a la nueva ideología que en su tiempo abrió el camino a las ciencias naturales, inaugurando así la edad moderna. Con vistas a un futuro lejano, asegurar y fomentar con nuevas ideas los bienes alcanzados, es la exigencia que actualmente nos presenta a su vez las ciencias.

Schweitzer, por su parte, estaba en lo cierto cuando destacaba, Respeta la voluntad de la vida y los deseos de la felicidad (pursuit of happiness) de los demás como se tratara de los propios. Esto lo encerraba en el sentido de su imperativo ético del profundo respeto a la vida, referido a la convivencia humana.

Se puede entonces notar además, como muy bien lo indica Spean , Vida, significa no solo vivir nuestro propio destino, sino todo lo que sucede con otros seres en torno nuestro, trátese de personas u otras criaturas, como algo que no es ajeno a nuestro destino; significa sentir la preocupación del otro, su angustia, como algo propio; significa ayudar. Todo bien, toda felicidad ha de ser pagada con lo que tú sacrificas de ella por los demás, que han de significar para ti tanto como a tío mismo. – de aquí que, el que toda felicidad tiene que ser merecida es algo que Schweitzer se había repetido sobre todo a sí mismo

Lo cierto es, que hoy más que nunca, nos debemos esforzar para que en nuestra corta vida física, la felicidad se adhiera en nosotros no de una manera esporádica, sino duradera en pro de un humanismo más positivo que presente.

Consideremos lo que opina Antonio Ruíz Retegui que a veces los hombres buscan la felicidad inmediata en el placer, en las satisfacciones de los caprichos momentáneos, en la sensualidad, en la vanidad, etc. En estos casos, los moralistas fustigan severamente a los que así se comportan. Pero la búsqueda de seguridad supone una claudicación que no es tan diferente de ésa. "Imaginad por un momento que el único propósito de nuestra vida es vuestra felicidad.

Entonces la vida deviene algo cruel y sin sentido. Tenéis que abrazar la sabiduría de la humanidad, vuestro intelecto y vuestro corazón os dicen: que el sentido de la vida es servir a la fuerza que os envió al mundo. Entonces la vida deviene un goce constante" (Tolstoi).

La felicidad no debe ser buscada de manera inmediata pues esa búsqueda falsearía la misma felicidad y, además, como ha mostrado el pensamiento moderno, la búsqueda directa de la felicidad engendra neurosis. La alegría y la felicidad son necesariamente "consectarias", es decir, sentimientos "concomitantes" que se advierten cuando se cumple la propia verdad personal.

Fuente: Carlos Mora Vanegas

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