
Es el niño que quiere usar un juguete exhibido, es el paciente que asiste a la consulta con el medico, es el contribuyente que paga los impuestos, también es el feligrés que asiste a los oficios de la iglesia.
Puede ser el vecino que recién se ha mudado a la casa de al lado, inclusive esa persona que desprevenidamente nos pide un favor en la calle o es el otro paciente que esta esperando con nosotros su turno en el consultorio. Y así, podríamos hacer una lista interminable de clientes potenciales.
Cuando reconocemos que toda persona con la que entramos en contacto puede llegar a necesitar de nuestros servicio o producto, ampliamos nuestra conciencia de servicio al cliente y nuestro dialogo con ellos será más fluido, estaremos pendientes de las necesidades expresadas en sus conversaciones y encontraremos, para nuestra agradable sorpresa, que el cliente que estábamos necesitando para hacer crecer nuestro negocio o empresa esta tan cerca de nosotros que podemos estirar la mano y tocarlo.
Esta actitud vendedora te dará clientes a toda hora. Por eso debemos tener a la mano una libreta para escribir los datos del cliente potencial y además tarjetas personales de presentación. Esta es la formula mágica para convertir a toda persona con la que entres en contacto en un maravilloso cliente.
No hay negocio sin clientes. Los clientes son los que pagan nuestros salarios y están por todas partes. Descúbrelos, atráelos, conquístalos y cultívalos. Esa es la clave para el crecimiento ilimitado de un negocio.
Fuente: ¡Mr. Ventas!
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