12 cosas que pueden separarte de tu pareja

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Estaban súper enamorados, pero desde que se fueron a vivir juntos no le soportas: ¡no hace nada en casa¡ Cuando el gran ejecutivo era él no había ningún problema, pero cuando a ti te subieron el sueldo, se tomó fatal que ganaras más o viceversa.

Al principio salir por la noche era genial, pero desde que empezó a consumir drogas con demasiada frecuencia, no paráis de discutir. ¿Te aburres como una ostra desde que os habéis casado y hacéis vida familiar?… ¿Te suena alguna de estas situaciones?



1. No compartimos las tareas domésticas.

Los comienzos de una relación siempre son lo mejor, pero la continuación también puede ser increíble si sabes sortear los típicos problemas que surgen con la convivencia, la confianza o ciertas circunstancias ajenas a vosotros.

Para ayudarte, te hemos preparado un decálogo con doce situaciones conflictivas y la solución para esquivarlas.

Ésta es una de las quejas más comunes entre las chicas, aunque no exclusiva del género femenino. Con que uno de los dos miembros de la pareja sienta que trabaja más que el otro en la casa de forma injustificada, está servido el conflicto.

Solución. Aunque te parezca incómodo, éste es un tema que debes dejar claro desde el principio. Hay que hacer un reparto justo y equitativo de las tareas en función de los horarios y responsabilidades de cada uno fuera de casa.

2. Me aburro hasta el cansancio

¿La rutina se ha instalado en tu vida? ¿Ya no te molestas en arreglarte para él? ¿No soportas estar siempre con su familia o metida en casa? ¿Te ha bajado la libido a los pies? Antes de buscar soluciones debes plantearte si sigues enamorada de él o se trata solamente de exceso de confianza, costumbre y confianza.

Combatir la rutina supone un esfuerzo permanente por parte de ambos, ya que siempre va a estar presente. La solución de emergencia es poner cierta distancia entre ambos para poder echaros de menos: tratar de no pasar las 24 horas del día juntos, pasar más tiempo con tus amigos, etc.

3. Su familia y su ambiente es diferente al mío

Algunas veces son las circunstancias externas las que hacen tambalearse una relación. Las diferencias socioculturales o incluso las familias políticas pueden interponerse fuertemente entre dos personas por mucho que se quieran.

Solución. Se trata de cuestiones muy delicadas que hay que resolver con comunicación y tacto. Lo primero es no tratar nunca de aparentar o de ser quien no se es. Aunque se puede mejorar, no debes tratar de cambiar a tu pareja para que sea como tú quieres, te encontrarás con alguien insatisfecho y al que no conoces. Respecto a su familia, no intentes nunca separarle de ella, intentad ser flexibles y muy tolerantes para que el otro no se vea forzado a hacer cosas que no quiere o con las que no está de acuerdo.

4. Tengo un trabajo mejor que el suyo

Jamás te imaginaste que sería uno de esos hombres que se sienten amenazados porque su chica gana más que ellos o tiene un trabajo mejor, pero desde que te ascendieron intenta por todos los medios quitarte méritos o hacerte sentir por debajo de él.

Solución. Habla claramente con él de lo que piensas, pero ten todo el tacto posible porque le costará mucho reconocer que está celoso de tu éxito.

5. Ha habido una infidelidad

Éste es uno de los principales motivos de ruptura entre las parejas. Nadie puede saber a priori si va a llegar a ser infiel o no, pero hay personas que son infieles por naturaleza. El problema es la actitud que se adopte ante la infidelidad: mentiras, arrepentimiento, honestidad hacia uno mismo y hacia su pareja.

Solución. Todo depende de la actitud de la persona que ha engañado. Si lo ha contado, si está arrepentida y fue algo esporádico, podéis sentaros a hablar si te ves capaz de superarlo. Pero requerirá un gran acto de madurez y racionalización de la situación por tu parte.

6. Estáis ahogados con el dinero

El alquiler, las facturas, el coche, los niños, la hipoteca… Algunas veces tener una vida en común supone una pesada carga económica. Y si encima a alguno de los dos no le va bien en el trabajo, la preocupación se traspasa inevitablemente a la pareja. Es difícil mantener el buen humor y mucho menos la pasión cuando uno no sabe si va a llegar a fin de mes.

Solución. Para empezar, hay que intentar relativizar los problemas y tratar de reducir gastos; algunas veces el problema viene porque vivimos por encima de nuestras posibilidades. Ayudará mucho tratar de mantener el sentido del humor en lugar de pasarse el día quejándose. Los reproches o culpabilidades están totalmente descartados.

7. Vivir para el trabajo

Algunas veces el trabajo acapara nuestra vida hasta el punto de dejar en un segundo plano a nuestra pareja. Todos tenemos obligaciones y responsabilidades y es lícito tener ambiciones laborales. Pero también hay que saber ponerse límites cuando el trabajo ocupa la mayor parte de nuestro tiempo. A la pareja hay que cuidarla y atenderla.

Solución. Lo mejor es sentarse a hablar con calma y razonando las situaciones con argumentos reales. Si él o tú tenéis un trabajo con mucha responsabilidad y es difícil cumplir los horarios, hay que pactar pequeñas cosas para intentar que el tiempo que pasáis juntos sea sólo para vosotros.

8. Los celos no nos dejan vivir

Convivir con una persona celosa puede llegar a convertirse en un infierno. Si al principio te encantaba que fuera posesivo y te halagaba que te quisiera sólo para él, en poco tiempo esta situación te resultará insoportable.

Solución. Hay que sentarse a hablar. La persona celosa tiene que tener claro que no tiene motivos para preocuparse. Pero quien sufre el acoso no debe permitir que el otro limite sus libertades o acabe renunciando a sus amistades o aficiones.

9. Uno de los dos no quiere tener niños

La maternidad o la paternidad pueden suponer un grave cisma en una pareja. Ya no son sólo ellos los que retrasan el momento de ser padres; con su nueva posición social, son muchas las mujeres que posponen el asunto de los niños en favor de su carrera o su propia vida.

Solución. La solución a este conflicto no es fácil, ya que chocan directamente los intereses vitales de ambos. La solución pasa por la comunicación sincera, ya que puede que uno de los dos no se sienta lo suficientemente enamorado del otro como para tener un hijo, le asuste la responsabilidad o considere que aún no le ha llegado el momento.

10. Hay un problema de egoísmo

Mucha gente que es fantástica con sus amigos o su familia, son tremendamente egoístas con su pareja. La causa puede estar en que no están acostumbrados a compartir sus cosas, su tiempo, su espacio o su vida con otra persona, o porque no se sienten lo suficientemente enamorados como para renunciar a su independencia.

Solución. Quien es egoísta debe saberlo para poder cambiar, si es que está dispuesto a hacerlo. Convivir con una persona egoísta puede resultar muy difícil y requerirá de grandes dosis de paciencia por parte de quien la sufre. Lo mejor es hacerle probar al egoísta su propia medicina en cosas que para él o ella sean importantes.

11. Uno de los dos toma drogas

Una adicción a las drogas o al alcohol puede destruir el amor, la confianza y la complicidad que existe en una pareja. El problema surge cuando ya no podéis hacer juntos las cosas que antes os encantaban, cuando quien sufre la adicción empieza a mentir y a mostrarse agresivo.

Solución. Hacer que no ocurre nada es una mala táctica. Pero se trata de un asunto delicado, ya que quien sufre una adicción no quiere reconocerla y trata de ocultarla por todos los medios. Si es necesario, llegará incluso a apartarse de su familia, sus amigos y su pareja.

En este caso hay que ser radical: plantear abiertamente el problema y abandonarle a menos que admita que tiene un problema y acceda a buscar ayuda profesional, en cuyo caso contará con todo el apoyo del otro.

12. No nos comunicamos
De todos, tal vez éste sea el probelma más grave, porque impide la solución a todos los anteriores y puede ser el origen de una abismo insalvable en una pareja. Generalmente son ellos los que tienen más problemas de comunicación, porque nosotras estamos acistumbradas a contárselo todo a nuestras amigas. Pero el verdadero reto no es hablar sobre lo que nos ha pasado durante el día, sino sobre lo que nos ocurre en pareja.

Decir lo que nos hiere, nos hace sufrir o nos molesta es duro porque suele dejarnos indefensos frente al otro, pero es absolutamente necesario para tener una relación de pareja adulta y duradera.

Solución. Hablar, hablar y hablar. Es preferible comentar cualquier sensación o cosa que nos incomode, por pequeña que sea, a que acabe convirtiéndose en una bomba que explote en el momento menos esperado. La comunicación en pareja debe basarse en el respeto, en la escucha y en la tolerancia. No caben los reproches, las subidas de tono o los imperativos.

Fuente: Mujer Terra

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